Agua a bajo coste. Es una de las claves del trabajo que el FAMSI desarrolla en Mauritania desde 2007Este audiovisual, realizado en noviembre de 2016, recoge algunos de los resultados de las últimas etapas de trabajo en el pais. Agua, como recurso básico y derecho humano. Y agua, también, para el empoderamiento de las comunidades más vulnerables, la cohesión social y el fortalecimiento institucional.

El audiovisual ‘Adjarama, Mauritania’ recoge el testimonio de las comunidades. Las primeras perforaciones con tecnología de bajo coste fueron realizadas en 2011 para lograr el acceso al agua potable en las comunidades rurales menores de 500 habitantes, que solían quedar excluídas de los grandes planes hidráulicos estatales y de las acciones previstas por los actores internacionales.

Mauritania está en el extremo occidental del Sahara entre el Magreb y el África negra, en la región del Sahel que da paso del desierto a la sabana, y de ahí, al África tropical. Cuenta con casi cuatro millones de habitantes que se concentran en dos grandes ciudades, Nuakchott y Nuadhibu, otros cuatro o cinco nucleos de población que no llegan a los 50.000 habitantes, y cientos de comunidades rurales distribuidas en las doce regiones y el distrito capital en los que se divide el país. Mauritania es un país que afronta grandes retos, tras una historia colonial de la que salió en 1960, y a la que han seguido diez golpes de Estado.

El país está inmerso en un proceso de descentralización de las regiones; un cambio en el reparto de competencias que pretende dotarlas de capacidad de decisión en planificación, toma de decisiones y financiación para reforzar el papel de los municipios, las únicas entidades descentralizadas, pero carentes de recursos y capacidades para impulsar iniciativas de desarrollo local.

Desde que se iniciara el trabajo en Mauritania, el FAMSI creó un marco de acción general denominado ‘Apoyo al Fortalecimiento Institucional, AFIM’, en el que se han incluido proyectos y programas de acción para la transferencia de tecnología y conocimientos; una transmisión de insumos que se ha realizado a través de asistencias técnicas, capacitaciones, formación e intercambio de estudios. Desarrollo económico local, apoyo a inversiones en servicios públicos básicos, y en especial, la provisión de agua y saneamiento, han consolidado una relación con Mauritania que en 2017 ha cumplido una década de historia.

El primer objetivo del acercamiento a las comunidades era propiciar el fortalecimiento institucional, pero poco a poco, en palabras de José Luis Corrionero, coordinador de Cooperación Exterior del FAMSI, “nos fuimos dando cuenta de que había que trabajar en facilitar el agua potable a bajo coste”Esta línea de trabajo, a lo largo de una década, ha permitido realizar multitud de intercambios entre cargos electos, y consolidar una relación entre gobiernos locales de ambos territorios, consolidando una relación institucional que ha servido de apoyo para las instituciones de Mauritania en múltiples áreas de trabajo. El último intercambio se producía en septiembre de 2016, cuando una  delegación integrada por altos representantes de los ministerios del Interior y de la Descentralización (MIDEC), Economía y Finanzas, gobernadores y presidentes de grupos de Trabajo Regionales, así como representantes de la Asociación de Alcaldes de Mauritania, visitaba Andalucía, en el marco de una propuesta diseñada por el PNUD para generar intercambios con territorios que, por su funcionamiento, pudieran aportar ideas al proceso de descentralización del país.

En noviembre de 2016, un seminario de rendición de cuentas celebrado en Nuakchott, ponía punto y seguido al trabajo del FAMSI en Mauritania. En este contexto, El Hadji Diongue, responsable de programas de la Sección de Crecimiento Inclusivo y Sostenible de la Delegación de la Unión Europea en Mauritania, felicitaba a las autoridades locales y el equipo de trabajo “por la excelente colaboración que ha permitido resultados que suponen un avance considerable en la mejora de las condiciones de vida de las poblaciones mauritanas”.

En el desarrollo de las sucesivas fases de trabajo en el país, el FAMSI ha contado con la  participación de las comunas socias de la región de Brakna, y las diferentes entidades nacionales contrapartes, entre las que se encuentra la Dirección General de Colectividades Territoriales. Además, a lo largo de estos diez años, han participado en distintas fases del programa las diputaciones de Sevilla, Cádiz, y en especial, en los últimos años, las diputaciones de Huelva y Jaén, así como la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo y la Unión Europea. Durante la misión de supervisión y el seminario de rendición de cuentas celebrado en noviembre de 2016, Nuria Clavijo, como responsable institucional del FAMSI en la delegación y concejala del municipio de Niebla,  reconocía la excelente labor de los equipos técnicos del FAMSI en el territorio, de y las entidades implicadas, transmitiendo “la importancia de trabajar en la sensibilización en ambos territorios”. Clavijo señalaba la importancia de que “un proceso del impacto social de este proyecto, con efectos sobre a salud, la infancia y el futuro de las comunidades, tenga continuidad, con el apoyo de los Gobiernos andaluces y también con el empuje de las autoridades de Mauritania”. Desde que el FAMSI inició la colaboración con Mauritania, ha contado con el impulso de profesionales técnicos cuyo trabajo ha contribuido en gran medida a consolidar la acción sobre el terreno, y convertir la iniciativa en un programa que ha crecido con los años; Lila Train, Ignacio Arroyo, David Simón y en los últimos años, Mario Viyuela y Francisco Madruga.

Agua como desencadenante de cambios sociales favorables para la población

La experiencia adquirida en el territorio y la colaboración de empresas de alta cualificación, como ATICA Mauritanie, responsable de las perforaciones y la capacitación, han permitido perfeccionar un método innovador, de bajo coste y técnicas adecuadas al medio para disponer puntos de agua potable en diseminados de población de tres comunas de la ribera del río Senegal.

La relevancia de estas actuaciones trasciende la ejecución de obras de infraestructura y la dotación de agua potable. Más allá de estos dos aspectos, que son de una importancia fundamental, se encuentra el efecto sobre las comunidades como grupos de población que padecen una situación de exclusión que las sitúa en una posición de vulnerabilidad. Comunidades menores a los 500 habitantes que no tenían opciones de formación, de acceso al agua a un coste asequible, y que sufrían altas tasas de enfermedades causadas por el consumo del agua del río, han participado en procesos que han propiciado el diálogo, la concertación, el acuerdo en el consumo e incluso el pago mínimo de una tasa que les permita mantener los equipos, cuando se haga necesaria la sustitución de alguna de sus piezas, como la bomba. Con las aportaciones regulares de los usuarios y usuarias, en función de su consumo, se ha generado un fondo suficiente para afrontar las posibles reparaciones.

Además, esos conocimientos se han transmitido en procesos de formación a poceros y artesanos locales; se han creado y se ha impartido formación continua a los Comités de Gestión locales, se ha transferido la propiedad de las infraestructuras a las alcaldías, con un intenso trabajo de sensibilización de las poblaciones locales.

En la actualidad, los Comités de Gestión conocen a la perfección el funcionamiento de los contadores, los sistemas de bombeo y extracción solar y de distribución a las fuentes públicas para realizar su mantenimiento preventivo. Los resultados obtenidos han animado a otras organizaciones a replicar esta tecnología en toda la ribera norte del río Senegal.

Adjarama, Mauritania

Durante la última estancia en el país del Sahel, el FAMSI recogió algunos testimonios que relatan el proceso y el cambio que ha supuesto el acceso a bajo coste de agua potable, de la voz de los y las protagonistas de estas comunidades. Entre otros aspectos, la posibilidad de disponer de agua en la comunidad ha supuesto un cambio radical del rol de las mujeres, que caminaban kilómetros para conseguir esta agua potable, cuando no se consumía la del río, donde defecan, comen y bebe el ganado, en muchos puntos de la ribera del río Senegal.

Esta situación provocaba un alto nivel de patologías relacionadas con el consumo de agua insalubre, lo que obligaba también a las mujeres a dedicar mucho tiempo al cuidado de los familiares enfermos. También en los procesos comunitarios ha adquirido un papel relevante la mujer. Como relata en el video Khadijétou Kassoum Ba, primera adjunta de la alcaldía de Bababé, “las mujeres han participado en el proyecto al 99%, y en los comités de gestión, si el presidente es un hombre, el vicepresidente será una mujer y en general, la secretaria general es siempre una mujer”.

La misión permitió mantener un contacto institucional con los responsables de las comunas y las localidades que han participado en el programa en las últimas etapas, y visitar los sistemas complejos en las localidades de Abu Kadiel (comuna de Aere M´Bar)  y Dioudel Walo (comuna de Bababé), y los sistemas menores en la localidad de Samaná (comuna de Aere M´Bar). Además, la delegación del FAMSI, con la coordinación del coordinador de Acción Exterior al frente, el acompañamiento de Nuria Clavijo, como representante institucional del FAMSI, el coordinador del FAMSI en el país, Francisco Madruga, y el acompañamiento de dos responsables de la empresa instaladora, ATICA Mauritanie, Juan Carlos Gil y Youssouff Diallo, cubrió una agenda de trabajo que renovó los contactos con la AECID, la UE y la Dirección General de Colectividades Territoriales del Ministerio del interior y la Descentralización.

Los resultados de este largo periodo de relaciones e intercambios está demostrada en las sucesivas etapas que ha cubierto, en la red institucional que ha ido tejiendo y en los apoyos que continua recabando de las instituciones nacionales e internacionales; no obstante, el contacto directo con las poblaciones y el intercambio de felicitaciones entre las instituciones, las autoridades de las comunidades, y los representantes del FAMSI, reflejados en estas imágenes, es el mejor testimonio que pueden dar sus propios protagonistas. La palabra ‘adjarama’, que significa gracias en lengua ‘poulaar’, a la que pertenecen las comunidades implicadas en este proceso, fue una de las más oídas, por ambas partes, durante los días que se cumplió la misión de supervisión y rendición de cuentas, el pasado mes de noviembre de 2016, en Mautiania.

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