La máxima de la Agenda 2030 es la sostenibilidad, y para lograr su transversalidad, es necesario un enfoque territorial que adapte objetivos a realidades, y procedimientos a prácticas locales. Las realidades son plurales, cambia el acento, pero los desafíos son compartidos. Es una perspectiva de la globalización basada en la acción pública, en el bien común y en el intercambio de experiencias.

Desde hace más de dos décadas, la cooperación descentralizada local, como otras políticas públicas de ámbito municipal, han practicado esta forma de trabajo basada en el diálogo, en el diagnóstico de entornos locales y en el diálogo horizontal entre gobiernos y agentes sociales y económicos alrededor del mundo. Hace apenas dos décadas, para algunos Naciones Unidas era una ‘entelequia’, trabajar en entornos globales una ‘abstracción’ y formar parte de una agenda multilateral no despertaba, precisamente, expectativas de aplicación en el entorno local. La acción se entendía como la materialización de políticas públicas en el territorio inmediato, fruto de la práctica de las competencias locales y de su ejercicio legítimo en un sistema basado en la subsidiariedad.

Dos décadas después, la situación se ha invertido, y si el entorno local no se abre al mundo, difícilmente podrá desarrollarse con fluidez en el ámbito local. En la actualidad, las agendas políticas locales pasan, de manera cada vez más irrenunciable, por las alianzas. Europa y sus instituciones se han incorporado a ese, antes considerado, escenario global de la acción local.

FAMSI y sus alianzas

La cooperación descentralizada local, la que realizan gobiernos locales y provinciales, en el caso del FAMSI, ha llevado a la práctica y ha sistematizado esta forma de trabajo, alianzas y diálogo horizontal, desde sus inicios, hacia el año 2000. En la actualidad, no se entendería una acción local sin mirar al resto de Europa, y sin considerar la influencia sobre ella de las realidades más distantes geográfica y culturalmente.

Las alianzas suponen actuar sobre la expresión local de las realidades globales y, en ello, el diálogo con otras instancias, dentro y fuera del territorio, es inaplazable. Hablemos con ejemplos: no se trata de hablar de fronteras, pero sí de inclusión y multiculturalidad. Y en esta misma correlación, se trata de hablar de energías asequibles y limpias, educación de calidad, empleo digno, ciudades seguras y resilientes o entornos ambientales que aseguren la vida para las próximas generaciones. En este modo de actuar sobre la realidad local, el vínculo global-local es evidente y necesario.

En los últimos años, el FAMSI ha crecido casi un 45%, pasando de 122 a 176 entidades socias. Este es primer nivel de alianzas, ayuntamientos, diputaciones provinciales, universidades, mancomunidades y entidades sociales que son el altavoz de una Andalucía Solidaria. Más de un centenar de municipios han acogido exposiciones, seminarios, formaciones, o programas de sensibilización.

En un segundo nivel, en los últimos cuatro años se han alcanzado 140 convenios de colaboración con gobiernos, universidades, asociaciones de municipios, entidades dentro y fuera de Andalucía. No obstante, y más allá de la firma de acuerdos de trabajo con todo tipo de entidades sociales, académicas y empresariales, se ha tejido una extensa la red de alianzas traducidas en la colaboración institucional.

En cuanto a la movilización de recursos, en el mismo periodo se cuentan 125 iniciativas aprobadas, 32 entidades financiadoras, entre las que se encuentran ayuntamientos, diputaciones, gobiernos autonómico y central, Unión Europea y organismos multilaterales. El mapa de alianzas comienza en Andalucía y España, se amplía a varios países de la Unión Europea, seis países de África, cinco de América Latina y Caribe y uno de Oriente Medio.

En los últimos años, el FAMSI ha trabajado en una gran variedad de temáticas que están en el día a día en los municipios, que son agenda de las políticas públicas locales y de los colectivos ciudadanos. El camino recorrido nos cuenta que las realidades son plurales, cambia el acento, pero los desafíos son compartidos.

 

 

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