
El acceso al agua es un derecho básico, seguramente el más básico de todos. No solo es, es un insoslayable derecho humano. Las poblaciones de estas localidades, como en tantas otras a lo largo del ancho mundo, se ven obligadas a recoger el agua ya sea de pozos abiertos o directamente del río, exponiéndose a enfermedades hídricas que en el mejor de los casos reducen su calidad y esperanza de vida y en el peor les llevan a la muerte. De hecho, según la OMS, las enfermedades hídricas son la principal causa de mortalidad en el continente africano, muy por encima de la malaria o el VIH. Es por tanto de vital importancia el reducir estos riesgos.