Este año, más que nunca, hay razones para analizar los parámetros que responden a esa eterna pregunta. Bután, un país con una extensión similar a la mitad de Andalucía, aproximadamente, en la cordillera del Himalaya y sin salida al mar, dejo con la boca abierta a quienes se devanan los sesos, históricamente, con índices económicos que pretenden reflejar el nivel de ‘desarrollo’ de los territorios. Este 20 de marzo recordamos el lema lanzado por Naciones Unidas con motivo del Día Mundial de la Felicidad: la felicidad pasa por la solidaridad.
…y no depende del nivel económico. Desde 2013, Naciones Unidas invita a celebrar el Día Internacional de la Felicidad como reconocimiento al papel que desempeña en la vida de las personas de todo el mundo. Nos quedamos con la medición que gestaron en Bután, FNB, Felicidad Nacional Bruta. Frente al Producto Interior Bruto, PIB, mide parámetros cualitativos.
La medición que incorporó Bután se calcula a través de un cuestionario de 180 preguntas que considera 9 dimensiones: bienestar psicológico, uso del tiempo, vitalidad de la comunidad, cultura, salud, educación, diversidad medioambiental, nivel de vida y gobierno. Que nadie piense que es el paraíso, porque hasta 2018 no salió de la categoría de País Menos Desarrollado. Con unos 800.000 habitantes, 3 grupos mayoritarios de población conviven con más de otros 17 pequeños grupos nómadas, se hablan cerca de una veintena de idiomas y con una geografía de las más montañosas del mundo, un 70% del territorio cubierto por bosques y solo un 3% cultivable y 4% aprovechable para pastos, el 55% de la fuerza laboral del país vive del sector agrícola. Ha mejorado de manera muy considerable el nivel de alfabetización y es destacable la atención del Gobierno a la explotación sostenible de sus bosques y recursos minerales.
Con todo esto, en 1972 materializó en el índice de Felicidad Nacional Bruta el intento por conciliar modernización, crecimiento económico, respeto al medio ambiente y preservación de la identidad cultural, convirtiéndolo en un indicador considerado al diseñar las políticas públicas del país, incluida la económica.
Bután fue el primer país del mundo que hizo de la búsqueda de la felicidad una política estatal. En Andalucía, el municipio de San Bartolomé de la Torre adoptó este mismo objetivo global en 2019 con el proyecto #MunicipioFeliz365, eje central de todas las políticas y acciones, bajo el paraguas de los ODS, y con lema de “SBT2030”, San Bartolomé 2030.
Recuerda la Organización Mundial de la Salud que “en los países industrializados, la felicidad se asocia con frecuencia con el consumismo. Cada vez hay más pruebas de que la actual trayectoria del desarrollo humano no es sostenible, por lo que es imperativo adoptar mediciones de progreso más inclusivas que indicadores económicos tradicionales como el producto interno bruto”.
Por eso, hoy 20 de marzo, Día Mundial de la Felicidad, la reflexión está al alcance de la mano.
Por la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: